
Nadie se atrevía a saltar al ruedo ante semajantes astados, y tuvo que ser "ÉL" quien volvió a mostrar su valentía y buen hacer, porque sabe quedar bien allá donde vaya.
Su mirada se cruzó con la del enorme animal que iba corriendo hacia "ÉL", y cuando su cuerpo estaba a dos centímetros del asta realizó un sorprendente quiebro de cadera que levantó al público de la grada. Al instante el Vitorino volvió a encarar desafiante y corriendo de nuevo hacia su presa el Gran Agustín nos volvió a deleitar con otro de sus hábiles recortes, y al rato otro pase maravilloso girando sobre un pie que hizo las delicias del tendido, que no habían visto nunca tanto arte en tan poco tiempo y no se cansaban de ovacionar cada detalle mientras se frotaban los ojos por si estaban soñando o era verdad aquello que estaban viendo, la verdad es que era increíble.
Que mañana más gloriosa que recordó a aquella gran faena en la Plaza de San Juan, aunque los entendidos cuentan que en Híjar se ha visto a un Gran Agustín con unos recortes más profesionales, un estilo más depurado y un arte incomparable que hizo enfervorecer al público que acabó con las manos escocidas de tanto aplaudir, además de arrojarle flores, regalos, billetes y bragas (como es de costumbre) al mismo instante que pedían un hijo suyo.
Que mañana más gloriosa que recordó a aquella gran faena en la Plaza de San Juan, aunque los entendidos cuentan que en Híjar se ha visto a un Gran Agustín con unos recortes más profesionales, un estilo más depurado y un arte incomparable que hizo enfervorecer al público que acabó con las manos escocidas de tanto aplaudir, además de arrojarle flores, regalos, billetes y bragas (como es de costumbre) al mismo instante que pedían un hijo suyo.
Me llena de orgullo y emoción conocer al más grande y desde estas líneas le mando una ovación como "ÉL" se merece, ¡OLE, OLE y OLE!.